martes, 26 de junio de 2012

Espectro de Tentación.



La tentación sucumbe a las ofensas del vino,
si los autores de antaño se armaban de valor
las letras esclarecían de lleno y con fulgor,
por siempre recordando a un poeta divino.


Las noches son mártires de los días,
vienen uno tras otro cargando chucherías,
que dirían los astros que gobiernan el alba,
cuando todo lo oscuro, te llena el alma.


¿Cuantas veces nos ha atrapado la vida,
en carretillas de obreros tirando el escombro?
si cuando divisan el comienzo de una subida,
la gente mas noble se hiere los hombros.


El que nada debe, nada teme
y sin embargo bebe, cuando menos puede.
Qué mejor que el ermitaño se fuese
a donde mas compañía el menos desee.


La iglesia gótica bañada en sombras,
ofrece no una ni otra, si no ésta honda,
que nadie ha visto en otras manos,
que de La Muerte no sean en vano.


En la ciudad llueve siempre de noche,
al tiempo que el humo del tabaco se eleva,
gris como el viento que trae aquel mote
que de cuervo bajar su nivel nadie deba.


Algunos celebran la partida de los amados,
mientras otros lamentan la llegada del odiado,
Puede ser que se ausente el que se dice diablo,
si tan solo un minuto se disfrutara de los honrados.


Todos tenemos pecados mortales,
que nos roban la vida y la regresan al instante,
haciendo cada paso un peldaños a los cráteres,
del abismo virtuoso donde viven los amantes.


Una vez más, yo os repito mi plegaria,
tal vez hoy, o tal vez nunca antes escuchada,
que en la ciudad llueve, La Muerte canta su aria,
los cuervos ermitaños saben del alma que no fue odiada.



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